El pasado domingo 11,
acabamos el segundo fin de semana de
ensayos con Javier Corcuera y la verdad es que le
echaremos de menos, pues no sólo disfrutamos muchísimo cantando bajo su batuta
sino que aprendimos muchos matices y detalles nuevos que iban surgiendo con
cada nota.
Como siempre se nos hizo muy ameno, la pena es que no se puede
retener todo, pero para eso están los apuntes, ¿no? al fin y al cabo somos
estudiantes de música coral. Lo que se apunta no se lo lleva el viento y algunas cosas de las que nos dijo Javier no
tienen desperdicio, sobre todo con ese humor
bilbaíno, que no lo puede disimular
y que nos encanta a tod@s.
En el nº9 nos
recalcó que fuéramos cargando de emoción cada palabra, “say unto the cities of Judah…”, hasta explotar en el “God”. También recordó que el acento fuera en el primer pulso, las palabras importantes están siempre al comienzo del compás no en el
segundo pulso. Nos dijo que no fuéramos maquinitas,
que hacíamos bien el crescendo pero
no le estábamos contando nada, no había emoción, teníamos que crearla
creciendo.
A las contraltos
nos decía, de vez en cuando, que aprovecháramos las frases en que éramos protagonistas, que nos comiéramos al
resto del coro.
Por cierto, en el nº
12 a las sopranos les dijo que
llenaban todo de portamentos, ahí queda
eso….
Estuvo muy divertido cuando dijo que no pronunciáramos tan
fuerte el Wonderful, que parecíamos maños y acto seguido preguntó si había algún
maño y por si las moscas señaló que “le
encantaba Zaragoza”. Cuando llegamos al compas 85, bromeo diciendo: letra G
de wonderful. El año pasado creo que
nos contó algún chiste, este año ha estado más comedido, será que sabe que nos
tiene ya en el bolsillo.
Otra tema importante: cantar
en función del texto, que nos salga de forma natural, solo conseguiremos
hacerlo bien si ponemos énfasis en
lo que decimos, nos insistió en que tenemos que dibujar el texto con nuestras voces.
Mientras tanto, nos preguntó si sabíamos cuantos dias había tardado
Haendel en componer la obra, como somos ya alumnos aventajados contestamos
correctamente, tardó unos 25 dias. Y llegó nuestro merecido descanso de media hora.
La segunda parte del
ensayo la comenzó explicando un poco la estructura
de la obra, dijo que no se podía escenificar porque no hay diálogos, solo un dúo. Charles
Jennes fue el autor del libreto y concibió la obra más como una opera en tres actos que como un
oratorio.
La 1ª parte es alegre, luminosa,
la 2ª es sufrimiento, nos dijo que debemos
cambiar nuestra expresión, que lo más
importante es sentir lo que cantamos, ¿cuántas veces nos habrá repetido esta
frase?
También fue digno de recordar las veces que nos dijo a las chicas que marcáramos algunos detalles
de la partitura con carmín o con
algo vistoso, incluso con una calavera,
lo que nos indica que es un director “muy
moderno”
En el nº 33 nos
hizo ponernos de pie y cantar mirándonos unas cuerdas a otras, dijo
que era muy importante escucharnos, así
el tempo va solo, no necesitaríamos al
director, excepto en los compases finales.
Y ya, para terminar estos apuntes, en el Amén nos indicó que era una entrada
fuerte y que cuantas más voces somos, tenemos
que dibujar las notas mejor.
GRACIAS, Maestro,
por tus enseñanzas y sabe que aquí tienes a trescientos coralistas dispuestos a
todo, como los 300 espartanos de la Batalla
de las Termopilas, con un objetivo claro, cantar y transmitir emoción con nuestras voces. ¡Hasta siempre,
Javier!
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