Hola Alberto, aunque en el perfil del blog aparece tu curriculum, me gustaría resaltar que hiciste los estudios superiores de Dirección Coral en Brasil. ¿Por qué elegiste este país?
Después de asistir durante varios años a cursos de dirección organizados por federaciones de coros de diferentes regiones, quise ampliar mis conocimientos de dirección y decidí hacerlo en el extranjero.
Resumiendo bastante, decidí estudiar en algún país latinoamericano por desmarcarme de la corriente europeísta (no por nada, si no por buscar algo diferente) y la similitud de idioma. Finalmente una universidad privada en Brasil, la USC, me ofreció una beca y no lo pensé. Aunque también tuve que lidiar con el cambio de idioma, la beca me facilitó mucho las cosas.
Después te quedaste casi dos años más en México D.F. trabajando porque te llamaron de la Euskal Etxea de México D.F. para formar un nuevo coro, con un objetivo concreto: la Celebración del Centenario del Centro Vasco en el 2007.Me imagino que esto fue todo un reto.¿Qué supuso para ti?
Así es, todo un reto y una oportunidad única. No me llamaron exactamente. La historia fue algo más larga que eso, pero intentaré ser breve: un profesor y amigo me dijo que estaban buscando un director de coros vasco para desarrollar un proyecto coral en México. Le dije que me interesaba y me puso en contacto con un socio de la Euskal Etxea que estaba pasando unos días en Donosti. Me entrevisté con él y acabamos poniéndonos de acuerdo para que en septiembre del 2005 llegase a México D.F. e iniciar así un proyecto ilusionante que culminaría en marzo del 2007. El proyecto consistía en retomar el Coro del Centro Vasco de México D.F. y prepararlo para participar en los actos del Centenario y por otra parte, formar un coro en un colegio de la capital mexicana, dirigido por un patronato de vascos.
Fue realmente un reto el trabajar con dos coros tan diferentes (uno de adultos voces mixtas y otro infantil) y montar con ambos obras del folklore vasco, pero fue muy gratificante. El gusto por cantar y sus ganas por mejorar cada día, minimizaron las dificultades de los ritmos novedosos y la pronunciación del euskera. Ese entusiasmo que me mostraron continuamente, fue una motivación fundamental para mi.
El concierto del centenario, que supuso el final de mi trabajo en México, será un momento inolvidable en mi vida y en mi carrera como director. Los dos coros juntos, niños y adultos, cantando en euskera junto a la Banda Municipal de Txistularis de San Sebastián y dantzaris del grupo de Jon Maia, con el palco del Auditorio del Conservatorio Nacional de Música a tope…Un momento único.
¿Notaste mucha diferencia al volver aquí?
Mucha gente me advirtió, antes de dejar México, de que “la vuelta a casa” se hace siempre dura si se ha vivido en el extranjero una temporada larga. En mi caso, pese a estar fuera prácticamente 5 años, pensé que no sería así. Había regresado constantemente en estancias de un mes o más al año y mantenía bastante contacto con mi familia y amigos, pero tenían razón y pese a todo, una experiencia así pasa factura. Sientes como que ya no perteneces del todo a aquí. Como si hubieses ido dejando parte de ti por el camino y no acabases de encontrarte, en tu pueblo y con los tuyos. Conseguir “caer” del todo lleva un tiempo.
Hasta el año pasado has sido Presidente de la E.A.E.(Euskal Abesbatzen Elkartea). ¿Cómo ha sido esta experiencia y por qué lo dejaste?
En abril de 2009 dejé el cargo, al finalizar el mandato correspondiente a la Federación Vizcaína de Coros, a la cual representé.
Sinceramente, ha sido una experiencia muy enriquecedora, pero tremendamente desgastante. Un cargo como ese conlleva una dedicación altísima si se quieren hacer bien las cosas, y así, compaginarlo con mi trabajo resultó agotador.
Cuando llegaste al coro Inmakuladako Abeslariak, ¿cuál era su estado? ¿Hiciste algún cambio?
Al llegar a este coro, me encontré con un coro bastante reducido, mermado preocupantemente en sus voces masculinas, pero un grupo de gente con una afición al canto coral, un ánimo y unas ganas encomiables.
Cada director tiene un estilo y una forma, a veces diferente, de entender el canto coral, una metodología diferente,… Tras la llegada de un nuevo director, siempre se aprecian cambios en un coro, bien sean intencionales o no. Tal vez, tras mi incorporación, el cambio más notable sea el de la sonoridad. Es un aspecto en el que he hecho especial hincapié desde el principio y en el que seguimos trabajando cada ensayo.
Además de nuestro coro diriges otros coros, ¿Cuáles son?
Pozalagua de Karrantza y Kolitza de Balmaseda.
¿Qué cualidades crees que debe reunir una persona para ser coralista?
Saber escuchar, tener disciplina y paciencia.
Casi siempre has dirigido coros de voces mixtas, pero últimamente parece que a los hombres les cuesta más comprometerse en un coro. ¿Cómo se podría motivar a las nuevas generaciones para que no se pierda esta afición?
Uf! Esta es la pregunta del millón. Realmente es algo complicado en los tiempos que vivimos, con tantas opciones de ocio a nuestro alcance, que los jóvenes se interesen por el canto coral. En mi opinión, el problema reside en el sistema educativo y en el desconocimiento general sobre esta actividad. Si los niños y niñas cantasen más desde pequeños, en la familia y en la escuela… Si cada colegio y escuela de música tuviese un coro estable como mínimo…
Para la motivación de los jóvenes, unas actividades interesantes, un repertorio atractivo (acorde a su edad) y un trabajo de calidad es fundamental, aunque no siempre garanticen el éxito.
Si no te hubieses dedicado al mundo de la música, ¿qué te habría gustado ser?
Me encanta la enseñanza. Soy Diplomado en Educación Primaria, así que seguramente hubiese puesto todo mi empeño en ser maestro de escuela.
¿En qué momento te decantaste por la dirección coral?
Pues no lo sé exactamente. Creo que fue un cúmulo de casualidades el que me acercó a la dirección coral y a mi formación en este campo. Empecé a dirigir un coro de folklore castellano, como es el Coro de la Casa Palentina de Barakaldo, cuando tenía 18 años. Mi hermana, que por aquel entonces dirigía el Coro del Centro Burgalés de Portugalete, me indicó que estaban buscando director en Barakaldo y que como requisito sólo pedían alguien que supiese solfeo, así que ella me animó a realizar la entrevista. Me presenté y me escogieron.
La primera vez que me subí a un escenario y me coloqué entre el público y el coro, sentí que eso era para mí, pero era consciente de que si quería mantener esa actividad y llegar a convertirla en mi trabajo tenía que empezar a formarme como director e intentar mejorar.
Por casualidad coincidí con la que fue mi profesora de Canto Coral en el Conservatorio, en un curso que ella impartía y yo asistía como alumno: “La canción en el mundo infantil”. Por entonces estudiaba Magisterio Primaria (tenía 19 años) y me había matriculado en este curso, también por recomendación de mi hermana y por interesarme la temática, pero no había reconocido en el nombre de la persona que lo iba a impartir a la que fuese mi profesora años atrás. Durante el curso, hablando con ella, le comenté que estaba dirigiendo un coro y enseguida ella me recomendó unos cursos de dirección coral organizados por la Federación Aragonesa de Coros, a los que solía asistir como alumna. Ese mismo año realizamos el curso de invierno esta profesora, mi hermana y yo. Esos fueron mis inicios y… hasta hoy.
¿Sigues cantando en algún coro o te dedicas exclusivamente a dirigir?
De vez en cuando algún amigo me da la oportunidad de cantar con su coro, en algún concierto. Las ultimas veces que he cantado ha sido con el Coro Voces Nostrae de Medina de Pomar y con el Coro de la Universidad del País Vasco, pero por mis compromisos como director, ya no tengo tiempo de ser coralista.
¿Recuerdas alguna anécdota curiosa que te haya ocurrido dirigiendo?
Sí claro. Una de las que recuerdo con más cariño sucedió en México: cantábamos en Tepozotlán (municipio del Estado de México) en el Museo Nacional del Virreinato (centro de gran importancia histórica y artística en México). El edificio nos resultó un poco laberíntico. Dejamos las cosas en una sala del primer piso al que se accedía por dos escaleras distintas. En él se encontraban los baños y a la iglesia se accedía desde la planta baja. Después de realizar un pequeño ensayo en la iglesia para probar la colocación y la acústica, algunos subieron a los baños y yo a cambiarme. En los pasillos de arriba me encontré con dos hombres del coro que venían de los baños y les pregunté dónde se encontraban. Me dieron unas indicaciones y me dijeron que estaban un poco difícil de encontrar. Ellos se dispusieron a bajar hacia la iglesia pues en breve nos presentarían.
Al encontrar los baños vi que al lado estaba la otra escalera, por la que bajé al terminar. Al llegar a la iglesia los otros dos hombres fueron informados de que en 2 minutos teníamos que salir, así que uno de ellos subió (por las otras escaleras) para avisarme. Yo no tenía cómo saber esto, así que llegué a la iglesia y dispuse el coro para salir al concierto. De pronto me informan de que faltaba un hombre, pero ya no había tiempo para ir a buscarle pues nuestra presentación había comenzado. Todos empezamos a apurarnos, pero ya sin posibilidad de solución. Terminó la presentación y salimos. Ni rastro. Comenzamos la primera obra. Aplausos… y que no aparece. Comenzamos la segunda y a la mitad, aparece por la puerta por la que habíamos salido nosotros y se incorpora al coro ni corto ni perezoso. Con el apuro de haberme estado buscando y no encontrarme; después al ver que el concierto había empezado sin él; y de seguro, al no haberse visto nunca en una situación parecida, el hombre reaccionó sin pensar incorporándose al concierto en medio de la obra, como si nada. Nos reímos mucho al terminar el concierto.
Y ya, para terminar, tengo curiosidad por saber qué tipo de música escuchas en tus ratos de ocio, pues me han chivado que no es precisamente ópera….
Pues te han chivado bien. La verdad es que ópera no. No consigo disfrutar este género.
La verdad es que cada vez escucho menos música que no sea coral, aunque cuando lo hago me gusta escuchar la música de actualidad, lo que ponen en la radio, para estar al tanto.
Lo que más me gusta es la música rock, aunque he escuchado un poco de todos los estilos; por temporadas. Los grupos o cantantes que más he seguido siempre han sido Queen, Héroes del Silencio (ahora sigo a Bunbury) y Platero y tú (ahora sigo a Fito).
Pues GRACIAS por el esfuerzo que has hecho al contestar a tantas preguntas y me gustaría regalarte la oportunidad de ver los videoclips que vienen a continuación:
El primero es del reciente álbum de Bunbury, "Consecuencias", que si lo veis hasta el final os encontrareis con Jeanette, autora de la versión original. Y el segundo es el famosísimo "Entre dos tierras", de cuando Enrique estaba en Héroes del silencio. Espero que disfrutes recordando esa música, que aunque no tiene nada que ver con la música coral, transmite también muchas sensaciones y eso es, al fin y al cabo, la MÚSICA : VIDA, y cada uno la interpreta a su manera.
Saludos y enhorabuena. Comparto plenamente su divisa de que el canto aporta felicidad.
ResponderEliminarLes remito el enlace a mi blog, que dedico a un excelso coro de niños; coro que en 2008 actuó en Bilbao (Basílica de Begoña). Allí viajé desde Sevilla para verlo. :-)
Sigan disfrutando de su experiencia coral.