El pasado domingo 24, la Iglesia de la Misericordia se inundó de música celestial. No fue una misa, tampoco pretendió ser un funeral, simplemente fue un concierto coral lleno de sentimientos, no sólo de los familiares y amigos que homenajeaban a Sor Mª Rosa del Pilar, sino también, por parte del resto del público y de los propios coralistas.
El "Aita Gurea", a cuatro voces y con solista, fue un deleite para los oídos y una satisfacción para los que la interpretamos y para nuestro director, pues fue el estreno oficial de esta obra, que habíamos trabajado con tanto entusiasmo.
El resto del repertorio también sonó maravillosamente y desde aquí doy las gracias a todos mis compañeros por acompañarnos en este día tan especial.
Fue un día para no olvidar, seguro que ella esté donde esté, nos lo estará agradeciendo con una gran sonrisa…
No hay comentarios:
Publicar un comentario