

POLLO AL CURRY
Ingredientes:
Poner agua a hervir con sal, echar el arroz y cuando esté “al dente”, escurrirlo y pasarlo por agua fría. Espolvorear con coco rallado. Presentarlo en fuente aparte.
También cantaremos Dadme albricias, hijos d´Eva, del Cancionero Upsala (siglo XVI), ¡Velo qué bonito!, villancico tradicional de Colombia y Horra Mari Domingi, de David Azurza.
Para los que no lo sepáis os diré, a modo de curiosidad, que Mari Domingi era la novia del Olentzero y que bajaba del monte con él todos los 24 de diciembre. Solía llevar un gorro en forma de caracol, que según los entendidos era un tocado tradicional vasco de antes del siglo XVI.
Después nos uniremos los cuatro coros para interpretar "Hark! The Herald Angels Sing", compuesta por Félix Mendelssohn y que suena impresionante en la Catedral de Saint Paul, en Londres. Espero que en San Pedro no desmerezca...
Sting, antiguo solista y bajista del grupo “The Police”, ahora, ya con 58 años cumplidos, ha querido llevar "la magia y el misterio" del invierno, a este nuevo álbum, que ha grabado en la Toscana italiana, donde tiene su "hogar" y su "retiro" desde hace diez años. Canciones tradicionales como "Gabriel's message" o "Cherry tree carol", junto a melodías de Henry Purcell convertidas en temas como "Cold Song" o "Now winter comes slowly"; de Bach en "You only cross my mind" o de Franz Schubert en "Hurdy gurdy man", se unen a temas creados por Sting como "Lullaby for an anxious child" y a cantos populares de Halloween como "Soul Cake" Además de "The burning babe", un poema del siglo XVI del jesuita inglés R.Southwel, Sting ha musicalizado el poema de R.L.Stevenson "Christmas at sea", para abordar un evento "central y definitivo" del invierno, las Navidades, porque, a pesar de su "personal agnosticismo" el simbolismo religioso ejerce una poderosa influencia sobre él.
Hay algo del invierno que es fundamental, misterioso, completamente irreemplazable, algo a la vez deprimente y profundamente hermoso, algo esencial para este mito de nosotros mismos, para la historia de la humanidad", explica Sting. "Es como si de alguna forma necesitáramos la oscuridad de los meses de invierno para reponer nuestro espíritu interior, tanto como necesitamos la luz, la energía y la calidez del verano", agrega.
A continuación os pongo un video de Sting en Seúl, cantando una de las canciones que también ha incluido en este trabajo, es "The Hounds of winter". Seguro que os encanta recordarlo, además está guapísimo.
Y para acabar os pongo otro video con uno de los villancicos que canta en el disco, "Lo, How a Rose E'er Blooming", pero interpretado por un coro que suena muy parecido al nuestro, bueno, por lo menos a mi me lo parece, ya le preguntaré a Alberto...
Todo vale en la música, solo se necesita un poco de imaginación y por supuesto trabajar la voz. Pero ya veis: ¡hasta los gatos se apuntan a cantar en el coro! Buen fin de semana a to@s!!!!
Desde el bar “El Peñón”, en Larrabasterra, os aseguro que se pueden ver unas puestas de sol que no tienen nada que envidiar a las que vemos cuando salimos de vacaciones. Y ya que estamos hablando de puestas de sol, me voy a poner un poco melancólica, que también es bueno, de vez en cuando… Hoy hace siete años que murió una persona muy querida para mí y empecé a sentirme un poco como decía “el principito” de Antoine de Saint-Exupéry. Por suerte, tengo amigos con los que puedo contemplar las puestas de sol y me hacen sentir que no estoy sola. Gracias, Maite y Esther, espero que veamos muchas "puestas" como la del jueves en el futuro.
Para los que no hayáis leído el libro, os copio el capitulo VI y así entenderéis de qué hablo: “¡Ah, principito! Así, poco a poco, comprendí tu pequeña vida melancólica. Durante mucho tiempo tu única distracción fue la suavidad de las puestas de sol. Me enteré de este nuevo detalle, en la mañana del cuarto día, cuando me dijiste: - Me encantan las puestas de sol. Vamos a ver una puesta de sol… - Pero tenemos que esperar… - ¿Esperar qué? - Esperar a que el sol se ponga. Al principio pareciste muy sorprendido; luego, te reíste de ti mismo. Y me dijiste: - ¡Me creo siempre en mi casa! En efecto. Todo el mundo sabe que cuando es mediodía en los Estados Unidos el sol se pone en Francia. Bastaría ir a Francia en un minuto para asistir a la puesta de sol. Desgraciadamente, Francia está demasiado lejos. Pero sobre tu pequeño planeta te bastaba mover tu silla algunos pasos. Y contemplabas el crepúsculo cada vez que lo querías. - Un día vi ponerse el sol cuarenta y tres veces. Y poco después agregaste: - ¿sabes?... cuando uno está verdaderamente triste son agradables las puestas de sol… - ¿Estabas, pues, verdaderamente triste el día de las cuarenta y tres veces? El principito no respondió.”
Manuela, sabemos que tú también estas un poco triste estos días, te echamos de menos el jueves, pero en cuanto vuelvas de Solares, tendrás que compartir una puesta de sol con tus amigas del coro. Mientras tanto, ahí tienes una canción-regalo que seguramente te traerá recuerdos de cuando te enamoraste, llorarás por lo que ya no tienes, pero disfrutarás también rememorando lo que tuviste. Un beso desde Bilbao.